Saber y justicia. Reflexiones en torno a la investigación humanística en Irán, por Yasaman Dowlatshahi

Saber y justicia. Reflexiones en torno a la investigación humanística en Irán, por Yasaman Dowlatshahi

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Tras algunos intercambios con expertos investigadores en México, me he dado cuenta de que los criterios aquí para la realización y la entrega de un trabajo de investigación son bastante complicados, y en mi opinión hace falta en ellos la atención a la perspectiva personal del investigador acerca del tema investigado. Teniendo en cuenta mi acercamiento amplio a los trabajos de investigadores de mi tierra acerca de diferentes temas, me gustaría hablar brevemente sobre lo que en Irán significa investigar, como una invitación a la reflexión sobre otras maneras de investigar.

Los investigadores iraníes, a pesar de sus condiciones de trabajo precarias y de la falta de presupuesto especialmente en el terreno de las humanidades, y enfrentados con los marcos políticos y religiosos que continuamente censuran sus puntos de vista y la expresión de sus opiniones, se dedican a la investigación con el amor por el saber y con la pasión y dedicación que solo los investigadores pueden comprender, e intentan tener en cuenta al mismo tiempo los parámetros mundiales de la investigación científica. Aunque adoptan diferentes y distintas metodologías de investigación, en los trabajos de la mayoría de ellos se refleja su opinión personal y su propia comprensión de los temas trabajados en forma de un diálogo con los textos estudiados. Por ejemplo, podemos encontrar un gran número de artículos y libros de diferentes investigadores iraníes acerca del Zoroastrismo o de las religiones de la antigua Persia que, excepto algunas referencias compartidas a las fuentes principales (por ejemplo los libros sagrados del mazdeísmo), son muy diferentes entre sí y su verdadera aportación no es “llenar un vacío” en la investigación, sino ofrecer desde diferentes perspectivas y procesos de comprensión nuevas opiniones acerca de los temas y de esta manera, hacerlos accesibles a los lectores con diferentes niveles culturales y educativos.

En Irán, podemos encontrar artículos y libros de investigadores de todos los niveles y ver que algunos están repletos de citas y referencias bibliográficas, pero otros solo cuentan con unos pocos o incluso con ninguno ya que en la parte de las notas finales se ofrecen sugerencias bibliográficas a los lectores interesados que quieran leer más sobre los temas tratados. Esto significa que el objetivo de citar no es mostrar el dominio propio sobre el tema, satisfacer la necesidad de ostentar la lectura amplia de recursos bibliográficos o justificar la voz propia a través de la voz del otro más conocido, sino posibilitar el acceso a las fuentes y sugerir lecturas interesantes motivando a los lectores a profundizar más en los temas. Por otro lado, también podemos encontrar obras de investigadores de mucho renombre y especialistas en los temas de su investigación que a pesar de que conocen perfectamente bien los trabajos de otros investigadores nacionales e internacionales sobre sus objetos de investigación, no ven la necesidad de citarlos y hablan con base en las fuentes principales con un lenguaje sencillo y sin complicaciones, pues su objetivo es acercar los temas complejos a los lectores y no crear una especie de lenguaje elitista que se dirige a un grupo limitado y no busca acercarse a la sociedad.

Creo que uno de los puntos que une a la amplia gama de investigadores iraníes es el objetivo de la investigación, a saber, transmitir conocimiento y hacerlo accesible a toda clase de lectores. Esta perspectiva tiene sus raíces en la herencia cultural e histórica de Irán, pues manifiesta el valor que los iraníes le daban al conocimiento desde la antigüedad y de alguna manera esta herencia se toma muy en cuenta en la actualidad. En la Persia antigua, la sabiduría es un atributo divino y buscar y compartir el conocimiento, un acto de justicia y bondad y de carácter divino; la clave de la salvación del mundo entero es esta sabiduría justa. Más adelante en el tiempo, los filósofos iraníes y los poetas clásicos (cuya posición es de profeta sabio) continuaron este concepto del saber y del conocer y sus palabras empezaron a formar una especie de “tesoro de sabiduría” de carácter comunitario en el sentido de que se alimenta en comunidad y se dirige a ella, es para ella. A lo largo de los siglos, mientras que los literatos, científicos, investigadores, filósofos y poetas han ido contribuyendo a este tesoro comunal, la gente común y corriente de todas las clases sociales ha sabido nutrirse de esta fuente y hacer suya las enseñanzas y los saberes. De ahí que todavía hoy en día, la gente más sencilla refuerce su argumento cotidiano citando un poema que sabe de memoria en muchos casos sin decir a qué poeta pertenece: puesto que lo que importa no es quién hizo la aportación, sino lo que ésta significa y nos enseña. Y en esta misma línea no son pocos los investigadores que comienzan sus artículos o libros citando versos, sin que vean necesario citar en qué página de cuál antología poética fueron publicados. Así lo importante es el mensaje no el nombre de quien lo emitió.

Otro punto de encuentro entre los investigadores iraníes es el no rechazo a la subjetividad del investigador; es decir no sentir la necesidad de llenar la obra de investigación de citas de otros investigadores y tejer el trabajo con ellas y no temer expresar la voz propia, o la opinión personal y subjetiva. Mientras que por un lado la elevada cantidad de citas hace que las exposiciones sean repetitivas en muchos casos aburridas, el hecho de que el investigador exprese su idea personal acerca de un tema ayuda a que los lectores puedan acercarse a un mismo tema desde diferentes y nuevos ángulos y participar en este diálogo con los textos y los temas estudiados. Esta participación aporta conocimiento nuevo al lector principiante o al lector común, y ayuda a otros investigadores a que conozcan otras opiniones y encuentren la valentía de expresar también sus ideas y exponer el diálogo que ellos mismos han tenido con el tema.

Esta cuestión pone de manifiesto lo que Heidegger y Gadamer dicen acerca de la particularidad de los seres humanos y de su comprensión y entendimiento de las cosas con las que se enfrentan. Se trata de un procedimiento en el que el investigador pasa por las distintas fases de comprensión anotadas por Gadamer: se relaciona con el autor o creador de una obra intentando comprender sus objetivos y finalidades (entendimiento teórico), se relaciona con la obra misma y se comprende a sí mismo en esta relación (entendimiento práctico) y comienza un diálogo con ella, la interpreta y se expresa acerca de ella (acuerdo). En este proceso, el investigador no comprende el tema o la obra que estudia como un objeto externo e independiente, sino que la sienta a su lado y empieza a dialogar con ella; en este diálogo se aclaran los puntos de encuentro entre el investigador y la obra y el resultado es o bien la formulación de una nueva teoría u opinión, o bien una reformulación quizá más clara que pudiera descubrir algunos puntos nuevos, puntos existentes en el texto que su propio creador no ha señalado. Gadamer cree que la estructura del diálogo entre el investigador intérprete y el tema a investigar se basa en preguntas y respuestas: el investigador comienza su tarea, centrándose en la finalidad de la obra que estudia, respondiendo las preguntas desde dentro, y en la investigación interpretativa el tema investigado comienza a hablar y además de responder las preguntas del intérprete, cuestiona sus ideas y creencias y el investigador, intentando responder dichas preguntas en el diálogo con la obra, escucha el mensaje del texto, lo relaciona con sí mismo y encuentra las respuestas a las preguntas de la obra y a las suyas propias. De este modo, algunos de los beneficios de acercarse a las distintas interpretaciones de los investigadores de un mismo tema son la ampliación del conocimiento, la creación de nuevos temas y la actualización de los diversos temas de investigación considerando el contexto actual de vida de los investigadores.

Otro asunto interesante en relación a las investigaciones hechas en Irán es la invitación que extiende el investigador a su lector para que siga leyendo y profundizando en el tema que le interesa, compartiendo con él todas las fuentes bibliográficas que considera importantes. Esto es una muestra de respeto hacia el lector ya que significa que el investigador no pretende ser el único que entiende del tema ni menosprecia a los lectores como incapaces de llegar a sus propias conclusiones e interpretaciones acerca del tema que él expone; todo lo contrario: motivando al lector a que busque por su cuenta en las fuentes principales, deja abierto el camino a otras interpretaciones y además promueve la lectura. Así, pone de manifiesto que no existe una sola verdad y que cada investigador puede revelar algún aspecto de las verdades posibles que fluyen en el texto estudiado o incluso añadir otras verdades a éstas. Esta cita de Gadamer aclara mejor este asunto:

La conversación verdadera se basa en la aceptación del hecho de que podemos cometer errores; es decir basada en la consciencia de que somos seres finitos e históricos y por lo tanto no podemos tener conocimiento absoluto en el sentido hegeliano. Nuestro conocimiento es de índole más bien socrático: es decir, sabemos que no sabemos, y por lo tanto estamos abiertos a las verdades posibles que pudieran revelarse desde la perspectiva de los demás.

Quiero concluir diciendo que el flujo de verdades posibles en temas diversos evidencia la necesidad de la comprensión y la interpretación con el objetivo de crear nuevas ideas, de poner atención a la subjetividad del investigador, de respetar los diferentes y diversos entendimientos de los seres humanos, de centrarse en la finalidad de la investigación que es ampliar el conocimiento humano y transmitir conocimiento y no ostentar y presumir que uno sabe todo lo que hasta este momento se ha dicho y escrito sobre un tema. En resumen, estamos hablando de la necesidad de una investigación más humana.

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Yasaman Dowlatshahi. Filóloga. Universidad Payam-e Nur, Rudbar.

Taducción de Shekoufeh Mohammadi. Investigadora del Seminario de Hermenéutica, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM.

Imagen: Fragmento de una pintura de El Shahnamé (libro de los reyes) de Abol Qasem Ferdousí.